Resiliencia y antifragilidad: 10 pasos para vivir una vida satisfactoria
Desde mi adolescencia, me he preguntado continuamente cuál es mi propósito de vida, mi misión o el sentido de estar viva. Lejos de haber llegado a una respuesta concreta, hoy quiero exponer algunas conclusiones y reflexiones que he elaborado con base en los conocimientos que he adquirido a través de mis estudios, la búsqueda constante de respuestas y mi propia experiencia de vida.
Aquí resumo una serie de pasos que podrían ofrecerte una luz o guía, si también has emprendido este camino de búsqueda:
1. TODO ES AQUÍ Y AHORA:
Mis pulmones inhalan y exhalan el aire en el presente, mi corazón circula la sangre por mi cuerpo en el presente, mis músculos se tensionan y relajan en el presente, mi vida existe sólo y exclusivamente en el presente. Si pierdo de vista este principio de la realidad, sufro con la preocupación de un futuro incierto y desconocido o con el dolor de un pasado imposible de ser cambiado. En cambio, si coloco a voluntad mi atención plenamente en lo que estoy experimentando ahora mismo (es decir, en lo que estoy percibiendo con mis 5 sentidos), la tranquilidad llega junto a la posibilidad de disfrutar y agradecer la vida que ya estoy experimentando.
2. CENTRAR MI ATENCIÓN EN LO IMPORTANTE, EN VEZ DE LO URGENTE:
He podido desarrollar la resiliencia al vivir con una actitud en la que privilegio lo que es realmente importante, sin dejarme llevar a ciegas por mis emociones del momento y/o por las “urgencias” que demandan mis pensamientos o el mundo externo.
3. SEGUIR MOVIÉNDOME:
Un proverbio japonés que me gusta mucho dice “Si te caes 7 veces, levántate 8” y, en mi opinión, no se trata de dejar de sentir o pausar cuando sea (necesito darle lugar a mis emociones para poder seguir adelante), sino que los días seguirán pasando entre amaneceres y atardeceres, así como yo seguiré respirando y viviendo, por lo que sólo me queda perseverar, sin perder de vista lo importante.
4. DIVERSIFICAR MIS OPCIONES:
Una forma fácil de entender esto es mirándolo en la dimensión financiera, ya que puedo buscar varias formas de aumentar mis ingresos (por ejemplo: tener un 2º trabajo o ganando dinero con un hobby o un emprendimiento). Si dependo de un sólo sueldo, es posible que me quede sin nada en caso de que pierda ese trabajo. Puedo aplicar esta lógica a otras áreas de la vida, como en el ámbito social (mis vínculos y relaciones importantes) o de mis intereses personales. Si me “caso” con una sola cosa, persona o actividad, tendré mayores probabilidades de caer en la desesperanza si llegó a perderle. Esto es como tener un “back up”, un respaldo, una opción B, C y D.
5. LA VIDA ES IMPERMANENTE, EFÍMERA E IMPERFECTA:
Cuando tomo la realidad tal cual es y la acepto así, puedo aprender a ver la belleza de la naturaleza perecedera, cambiante e incompleta que, además, es la que me permite crecer, pues si nada cambiara, no tendría la necesidad de adaptarme continuamente ni de aprender nada nuevo. De esta manera, consigo apreciar lo bello de la imperfección como una oportunidad de crecimiento.
6. LAS OPORTUNIDADES SON ÚNICAS E IRREPETIBLES:
Dado que sólo puedo vivir las oportunidades en el presente, lo que experimento aquí y ahora JAMÁS se repetirá. Por eso, tomar cada oportunidad desde la consciencia me ha ayudado a vivir con mayor gratitud y plenitud, y sin arrepentimientos innecesarios.
7. PUEDO SER MÁS FUERTE TRAS EL DOLOR:
Así como, en la historia de Hércules, la hidra duplica sus cabezas por cada una que le cortes, los seres humanos, tú y yo, tenemos el potencial de volvernos más fuertes tras recibir daño. No se trata sólo de aguantar daño sin debilitarme (no soy ni seré inmune al dolor) y tampoco de debilitarme por completo, sino de fortalecerme tras cada experiencia dolorosa, integrándola y reconociendo la posibilidad de aprendizaje que me trae cada momento. Para mí, es clave preguntarme ¿qué puedo aprender de esto? Especialmente, en los momentos dolorosos, frustrantes o en los que ocurren todo lo que esperaba que no ocurriera, y ha sido la mejor forma de entrenar mi fortaleza mental.
8. TOMAR MUCHOS PEQUEÑOS RIESGOS:
Sí, puede ser difícil a veces (lo ha sido para mí) y, aun así, para vivir tuve que tomar el riesgo de salir del útero de mi madre (y tú también). Pienso que aquí, lo importante es reconocer cuándo esos riesgos pueden traerme grandes beneficios, sin exponerme a grandes peligros. Requiere de encontrar un balance entre ser conservadora en ciertas áreas y tomar muchos pequeños riesgos en otras (o lo que llamamos a veces “salir de nuestras zonas de confort”).
9. CUMPLIR MI PALABRA, MÁS ALLÁ DE LAS ADVERSIDADES:
El primer paso está en apuntar con mi brújula hacia una dirección y obtener todos los recursos y esfuerzos que fueron necesarios para dirigirme ahí. A veces, esto ha significado establecerme nuevos desafíos (como en un mapa de sueños) o ponerme como objetivo la eliminación de cualquier cosa que no me aporte bienestar en ese camino. El segundo paso es actuar consecuentemente y seguir el camino que elegí. Para tener una vida resiliente, necesito evitar temerle a las adversidad, pues ella encerrará mi potencial de crecimiento (una forma para hacer esto es moverme consciente de mis miedos y más allá de ellos pues, al final, siempre descubro que sí podía).
10. AGRADECER A DIARIO:
Crear rutinas diarias para practicar la gratitud ha sido fundamental para mí, agradecer con humildad la vida que experimento en este momento, a todos mis antepasados (sin ellos yo no existiría), a mis aprendizajes o logros, al camino que ya he recorrido, a lo que quiera. Cuando mi cerebro agradece más, sufre menos y al honrar más mi vida soy más abundante y plena.
Después de haber sido exiliada de mi país, de experimentar numerosas pérdidas (humanas, amorosas y materiales), de haber padecido depresión y -luego- ansiedad, pero sobretodo de no haberme rendido y continuar en mi búsqueda, logré descubrir e implementar estas 10 acciones que me cambiaron por completo: la forma en que percibo mi vida y en que la vivo, llenándome de plenitud, disfrute y satisfacción.
Espero, de corazón, que estas reflexiones puedan ser tan transformadoras en tu vida como lo fue en la mía.
Con todo mi amor, Ofe.
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